“El pan blanco es un importante problema de alimentación en España”
Miguel Ángel Martínez-González (Málaga, 1957) , profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra y catedrático visitante de la prestigiosa universidad norteamericana de Harvard es un referente internacional en epidemiología. Cientos de publicaciones en las revistas médicas más prestigiosas lo avalan. Es uno de los cerebros tras el proyecto Predimed, el mayor estudio hecho en Europa sobre la dieta mediterránea, y el investigador español con el registro más alto de publicaciones en nutrición.
Se reproduce a continuación una entrevista publicada en Octubre de 2018 por D. D. José Andrés Gómez (El Español)
¿Cómo es posible que España, cuna de la dieta mediterránea, sufra una epidemia de obesidad como la que sufre?
La globalización nos ha hecho mucho daño. Hemos acabado imitando las costumbres de los norteamericanos por papanatismo y nos hemos llenado de McDonald’s, Burger King, kebabs y bebidas azucaradas. También ha influido el tipo de cultura que tenemos, excesivamente consumista, con padres muy permisivos que dejan comer a sus hijos todo tipo de chucherías, refrescos o postres dulcísimos.
Se han creado unas generaciones con muy poco criterio, muy vulnerables a las presiones de una industria alimentaria que se ha comportado perversamente, que ha hecho mucho marketing y ha invertido mucho dinero en promocionar alimentos insanos. Y se ha juntado el hambre con las ganas de comer.
Si juntas la globalización, la cultura basura y lo intereses comerciales de grandes multinacionales, tienes un cóctel que ha provocado una epidemia de obesidad sin precedentes. Ahora mismo, el 70% de la población española adulta tiene sobrepeso u obesidad. Y esto hace que el sistema nacional de salud esté en peligro. No hay sistema sanitario que aguante una proporción tan alta de población con sobrepeso.
¿Cómo se soluciona un problema de este calibre? ¿Por dónde empezamos?
La cultura basura se instala en sociedades que son intelectualmente muy débiles. Se le da muy poco a las neuronas y mucho a la parte más inferior del cerebro, que es el sistema límbico y que se mueve por las apetencias instintivas. A la industria alimentaria le interesa el sistema límbico para que todo el mundo haga lo que le apetece en cada momento y que sea puro bienestar. Carpe diem. Haz lo que te apetece en cada momento y olvídate del futuro. Todo esto es lo que hay que afrontar.
¿Por dónde se empieza? Por hablar muy claro. Por ejemplo, hay muchos científicos en España que cuando se dan cuenta de que un alimento es malo nunca dicen “evitar”, sino “moderar”. Porque si dicen “moderar” no se van a enemistar con sus amigos de la industria alimentaria. Claramente, hay cosas que evitar: evita el kebab, evita las hamburgueserías, evita las bebidas azucaradas. Hay que evitar el riesgo. En alimentación hay que ser así de claro. Y cuanta más gente hable de forma clara, más ambiente social se creará que poder cambiar estas estructuras.
¿Cuánto daño ha hecho el mito de que el desayuno es la comida más importante del día?
No hay ninguna evidencia científica de que el desayuno sea la comida más importante del día. No hay ninguna evidencia que sostenga el dicho de que hay que desayunar como un rey y cenar como un mendigo. Esto lo ha fomentado la gente que vende alimentos para el desayuno, que están cargados de azúcar.
¿Y el pan? ¿Tomamos bocadillos por encima de nuestras posibilidades?
El pan blanco es un gran problema en la alimentación en España porque la población adulta mayoritariamente tiene sobrepeso u obesidad. El pan blanco es almidón y nosotros convertimos el almidón rápidamente en glucosa. Se produce un pico de glucemia muy fuerte y eso supone un esfuerzo especial al páncreas, que acaba agotándose. Eso acaba en diabetes, más resistencia a la insulina… Al final es un círculo vicioso. Por eso digo que es uno de los mayores problemas en España. Y, por otro lado, le ponemos pan a todo. Comemos con pan, desayunamos con pan, cenamos con pan, nos ayudamos con el pan… Esto es un problema.
¿Por qué nos gustan tanto algunos alimentos que no son nada saludables: bollería, refrescos, comida basura…?
Están diseñados para que nos gusten y para que comamos mucho. La industria ha descubierto que el azúcar es muy barato, engancha a la gente, y consigue que se venda más porque la gente consume raciones más grandes. ¿Por qué le han puesto azúcar a la mostaza? ¿Por qué le ponen tanto azúcar al ketchup? ¿Por qué los yogures vienen cada vez más cargados de azúcar? Porque se han dado cuenta de que con azúcar se consume más. La industria alimentaria estudia esto.
Si quieres más información, visualiza este video donde el Profesor Miguel Angel Martínez profundiza en este tema: